Los diaguitas tuvieron dos tipos de cerámica ; una de tipo doméstico, que era sencilla en su forma y decorado, destinada a satisfacer necesidades prácticas como cocción y almacenamiento de alimentos y agua. La otra era destinada al culto de los dioses o al entierro de los muertos. Este último tipo de cerámica diaguita alcanzó una gran belleza.
Gracias a los aportes arqueológicos, se divide la evolución de la alfarerÃa dibujada de este pueblo en cuatro etapas: La Arcaica, la Transicional, la Clásica y la de Influencia Incaica.
Etapa Arcaica: La alfarerÃa constaba de algunos cantaritos y ollas rústicas, con trazos de lÃneas gruesas en el interior, que a veces se aplicaba también en el exterior del plato. Los colores usados eran rojos, como color de fondo y en los signos, el blanco y negro. En los más antiguos, también encontraron colores rojos, amarillos y negro.
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Etapa Clásica: En esta etapa aparecen los platos con paredes perpendiculares, los dibujos se hacen nÃtidos y el arte llega a un verdadero clasicismo muy bien definido. En este tiempo deben haber aparecido los jarros patos; entre los temas de sus diseños aparecen estilos nuevos, trazos sencillos de tamaño grande en color negro sobre fondo rojo, con una fina lÃnea blanca que circunda el dibujo negro.
Etapa de Influencia Inca: Se caracteriza por la introducción del arÃbalo, de platos planos, ornitomorfos o con asa y probablemente del plato campanuliforme, además de algunas reformas en la forma de los platos, calidad y color de ellos; esa influencia no es pareja en el territorio diaguita y se expresa con mayor fuerza en la parte norte (Copiapó) y disminuye hacia el sur.
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